Contar historias vende. Se ha usado desde que el mundo gira y lo seguiremos usando porque los humanos somos adictos a ellas. Nos encantan, nos conectan con ellas y las disfrutamos. Lo interesante del tema, es cuando gustosos vemos series o películas que son poco más que comerciales glorificados. Hoy veremos varios ejemplos poderosos y universales del uso de storytelling para vender.
Storytelling = Contar Historias
Brevemente un repaso. Cuando hablamos de storytelling es simplemente eso, contar historias. Y este arte tiene toda una serie de recursos estructurales para hacerlo efectivo.
Arcos de la historia (usualmente 3 actos), un protagonista, un antagonista y sus objetivos opuestos que provocan el conflicto, y personajes secundarios son los ingredientes básicos para contar una historia. Son los ingredientes de la sopa con la que se alimentan los espectadores hambrientos, quienes siempre piden más (a lo Oliver Twist). ¿Pero por qué sucede esto?
¿Por qué el Storytelling es tan efectivo para vender?
Cuando vemos una serie o película, leemos un libro o un cómic, nos identificamos con los personajes; porque no importa si es un aprendiz de Jedi o un detective, super héroe o pitufo, sus emociones, alegrías o desventuras son universales a todos nosotros. Por esta razón conectamos con ellos. Y si además vienen en un “empaque” atractivo, felices vamos a desembolsar una buena cantidad de dinero en figuras que nos acerquen un poco a estos personajes que amamos. Y ahí está la clave, no sólo nos gustan, sino que los amamos y esto sólo es posible cuando el marketing se basa precisamente en contar historias. Veamos primero al más clásico de los ejemplos:
Transformers.
Digamos que nunca hubiesen existido la serie o las películas. Un día estabas en tu casa y ves en la TV un comercial de 30 segundos de unos muñecos que se transforman en vehículos. Tal vez sus diseños te llamaron la atención, tal vez se te antojaron, quizás te compraron alguno. Pero lo cierto es que eso jamás sería suficiente para que en el recreo jugaras con tus amigos y compitieras para ver quién sería el gran trailer rojo. La magia nunca fueron los robots, sino la historia.
Cuando Hasbro llegó a Marvel literalmente les dijeron: tenemos este montón de juguetes japoneses. Inventen una historia para que podamos ponerlos al aire y vender a lo mae. Y aunque la trama no reinventaba la rueda, era lo suficientemente universal como para que todos los niños enloquecieran. Y así, descaradamente nos sentábamos a ver un comercial de 30 minutos.
Hace poco tiempo volví a ver la serie original, y es realmente hilarante ver cómo de la nada aparecen personajes que nunca habían salido; o en el caso de la película, en la que mueren casi todos fue algo así como: “¡bueno! Estos son los saldos, hay que hacer campo para el nuevo stock” y así sin más los quitaron del anaquel. Sí, fue una forma descarada de vender, y ¡carajo que nos enamoraron!
Ahora bien, en el ejemplo de Transformers se creó la trama sobre un producto existente, pero qué tal ¿si creamos una trama y a partir de ahí lanzamos los productos?
Películas de Superhérores
Ciertamente estamos en la era dorada de las películas de superhéroes y a diferencia de épocas anteriores, ahora es una experiencia integral de un universo en diversos medios. Tenés las películas, series, etc; y todas mantienen una narrativa coherente. Así es muy fácil identificarnos con los personajes, crear ese vínculo emocional con ellos. Y así también vienen en un empaque bonito y las ventas de figuras, disfraces, camisetas, acceso exclusivo a las apps y estrenos y parques temáticos se disparan luego de cada entrega en cine.
Si bien es cierto que las películas, series y cortos de cine de superhéroes existen desde hace muchas décadas, es hasta ahora que el storytelling se pone como la columna vertebral de todo el proceso de mercadeo. Este principio también ha funcionado exitosamente por décadas en el mundo del animé y el manga.
Lego ahora se aprovecha de narrativas exitosas.
Lego siempre ha estado a la vanguardia en el campo de la imaginación, y así, sus seguidores siempre inventamos nuestras historias casi desde cero. Piratas, Medieval, Ciudad, Espacio, los sets venían con una base libre y a partir de ahí aprendimos a contar historias a nuestro estilo.
Con el tiempo, para mantenerse vigente, Lego también ha apostado a desarrollar sets basados en universos existentes. Entonces tenemos cubos de plástico que recrean las narrativas de Star Wars, James Bond, Los Simpson, Harry Potter, y la lista sigue y sigue.
Y aunque desde el punto creativo puede parecer que, basarte en historias ya moldeadas puede reducir tu imaginación, desde el punto de vista de negocio es una gran idea, porque los fans de Harry Potter o Friends estarán felices de tener en sus estantes réplicas de sus universos favoritos. Todo esto gracias a un storytelling efectivo que conecta con nuestras emociones e imaginación.
Y como ejemplo final: Los deportes.
No importa si es fútbol o boxeo, cada deporte en el mundo se basa en los principios esenciales de contar historias. Hay héroes y villanos, antagonistas y conflictos… y todo esto sin un guionista. Durante la semana suceden cosas tras bastidores que van calentando la trama previa al encuentro. Y por eso los amamos, porque no sabemos qué sucederá, cada partido es un capítulo nuevo. Gracias a esta poderosa narrativa gastamos en entradas al estadio, jerseys, eventos PPV, tenemos nuestros héroes y momentos favoritos que volvemos a vivir a través de las repeticiones. Y eso es magia.
Como ves, el Storytelling no sólo mueve al marketing, mueve al mundo usando nuestros corazones de motor.